Una noche lluviosa del año 1976 llegaron a mi casa en Pozuzo un grupo de turistas pidiéndome refugio. Se habían aventurado por la única trocha camino de mulas, la única vía de comunicación de acceso a Pozuzo. Los atendí cálidamente, les di algo de comer e incluso les brindé mi propia cama para que pudieran descansar.

 

Muy agradecidos me mostraron su aprecio y me animaron a poner un hospedaje ya que el único lugar donde se podían quedar los visitantes de Pozuzo era en la parroquia. En ese momento no contaba con los recursos necesarios, pero sembraron en mi una idea que más adelante haría realidad.

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Aun siendo muy joven me animé por tomar un préstamo con la ayuda de un amigo para poner en marcha la idea del hospedaje. Tras varios esfuerzos y aun con el dinero insuficiente, me dediqué a construir con mis propias manos lo que se convertiría en mi sueño hecho realidad. Luis Starker, el padre de la parroquia de Pozuzo, me ayudó y me dio mucho aliento para continuar, gracias a ello inauguré, hace 45 años, el primer hospedaje para turistas en Pozuzo, al cual nombré “Tirol”  en homenaje a nuestros antepasados que llegaron de Austria y Alemania.